La sesión preparatoria para la jura de los 127 diputados nacionales se transformó este miércoles en un duelo político de alto voltaje, con el presidente Javier Milei como espectador privilegiado desde el palco principal. Acompañado por su hermana Karina Milei y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, el mandatario interactuó constantemente con sus simpatizantes, en un recinto que vivió una atmósfera similar a la de un estadio deportivo, con cánticos enfrentados, abucheos y ovaciones.

La entrada de Milei al palco desató una estruendosa ovación de los diputados y simpatizantes libertarios que colmaron las galerías. También recibió una efusiva bienvenida de parte de la saliente ministra de Seguridad y ahora senadora electa, Patricia Bullrich, quien se perfila como la figura central de la estrategia oficialista en el Congreso.

El primer cruce se produjo antes del inicio de las juras, cuando el diputado de Unión por la Patria y ex combatiente de Malvinas, Aldo Leiva, se dirigió hacia el palco presidencial y gritó: “La patria no se vende”. Inmediatamente, la bancada libertaria lo abucheó y respondió con consignas a favor del Presidente, quien arengó a sus seguidores alzando los brazos. A partir de ese momento, el recinto se inundó de cánticos enfrentados: “La patria no se vende” por parte del kirchnerismo y la izquierda, contra el “¡Libertad!” y “La casta no se vende” de los oficialistas.

Los juramentos estuvieron cargados de gestos y declaraciones políticas. Los diputados del Frente de Izquierda, Nicolás del Caño y Romina del Plá, juraron “por el socialismo, por Palestina libre y por los derechos de los trabajadores”, siendo abucheados durante todo el acto por las galerías libertarias. Varios legisladores de Unión por la Patria, como Teresa García y Lucía Cámpora, juraron “por la libertad de Cristina”, generando también rechazo entre los oficialistas.

Uno de los momentos de mayor tensión se vivió cuando el diputado electo Juan Grabois, al ser convocado, se dio vuelta y enfrentó con la mirada a Milei, realizándole un saludo con tres dedos que, según fuentes de su espacio, representa la resistencia y rebelión inspirada en la saga “Los Juegos del Hambre”. Luego, dirigió un gesto similar a Patricia Bullrich y, antes de retirarse, realizó una señal con la nariz en dirección a la diputada Juliana Santillán.

Entre las anécdotas del día, la diputada libertaria Virginia Gallardo juró vestida de blanco con su hija en brazos, mientras que su colega Patricia Holzman optó por “prometer” sobre la Torá, en lugar de jurar, en respeto a la tradición hebrea. El padre Juan Carlos Molina, diputado de Unión por la Patria, lo hizo vestido con su hábito clerical, jurando por “los wichis del Impenetrable abandonados, por el Papa Francisco, Hebe, las madres y abuelas en lucha y el pueblo de Santa Cruz”.

La sesión, que culminó con la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara, evidenció un clima de profunda polarización y un recinto fracturado en dos mitades antagónicas, con el Presidente como actor central de un día que mezcló ritual parlamentario con confrontación política explícita.