El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, consolidó su liderazgo dentro del peronismo y proyectó su figura a nivel nacional tras la contundente victoria electoral de este domingo. Su estrategia de desdoblar el calendario electoral y encabezar activamente la campaña resultó exitosa, permitiéndole derrotar ampliamente a la alianza oficialista y a sectores del PRO, y posicionarse como el gran triunfador de la noche.

La militancia celebró el resultado en las calles platenses, coreando consignas a favor de Kicillof como “Es para Axel la conducción”, en un claro mensaje dirigido hacia La Cámpora, el espacio con el que mantuvo una interna cerrada durante la conformación de las listas. El gobernador acusó recibo de ese apoyo y declaró que esta victoria marca el inicio de un “camino que empieza a recorrerse”, anunciando su intención de tender puentes de diálogo con gobernadores de otras provincias.

El triunfo parece haber saldado, al menos temporalmente, las tensiones internas que caracterizaron al peronismo bonaerense, donde distintos sectores hicieron campaña por vías separadas, incluso con roces públicos y reproches en privado. La unidad forzosa de las listas encontró su recompensa en las urnas. Incluso la ex presidenta Cristina Kirchner, quien se había mostrado en contra de la estrategia del desdoblamiento, envió un mensaje grabado de reconocimiento por la campaña, gesto que Kicillof agradeció y aprovechó para calificar de “injusta” su prisión.

Kicillof asumió el riesgo de iniciar un camino de autonomía inédito en el territorio para enfrentar al Gobierno nacional, que llegaba envalentonado por victorias previas en otras provincias pero afectado por recientes escándalos. Contra varios pronósticos, la apuesta resultó venturosa, fortaleciendo no solo su gestión provincial sino también su proyección en el mapa político argentino de cara al futuro.