El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que definirá en las próximas dos semanas si su país interviene militarmente contra Irán, tras la escalada de tensiones con Israel. "Hay posibilidad de negociaciones, pero tomaré una decisión pronto", declaró a través de su vocera Karoline Leavitt. Fuentes oficiales revelaron que Washington evalúa atacar la planta nuclear de Fordo, un blanco subterráneo que requeriría bombas especiales.

El conflicto entró en una fase crítica tras los ataques iraníes contra Tel Aviv y Beersheba, que dejaron 240 heridos. En respuesta, Israel bombardeó el reactor de agua pesada de Arak, vital para el programa nuclear iraní. Teherán aseguró que no hubo fugas radiactivas y que el personal fue evacuado previamente. El ministro israelí Israel Katz advirtió que el líder supremo iraní, Alí Jamenei, es ahora "un objetivo militar legítimo".

Desde el inicio de las hostilidades, Israel ha causado más de 600 muertes en Irán y destruido instalaciones nucleares y lanzamisiles. Irán, por su parte, ha disparado 450 misiles y 1.000 drones, aunque la mayoría fueron interceptados. El primer ministro Benjamin Netanyahu respaldó a Trump: "Hará lo mejor para EE.UU.", afirmó tras visitar el hospital Soroka, dañado en los ataques.

Mientras Trump mantiene abierta la opción diplomática, el canciller iraní Abbas Araghchi viajará a Ginebra para reunirse con representantes europeos. No obstante, Jamenei lanzó una advertencia: "La intervención estadounidense tendrá consecuencias irreparables". Desde el Parlamento iraní, Mohammad Qalibaf agregó: "Las amenazas no traerán paz".

La ONU reportó que no puede verificar el inventario de agua pesada en Arak debido a las restricciones de Teherán a los inspectores del OIEA. La comunidad internacional sigue con preocupación la crisis, que podría derivar en un conflicto regional más amplio según analistas.