Juan Bautista Alberdi, una localidad ubicada a 100 km de la capital tucumana, ha experimentado en los últimos ocho años una escalada de violencia vinculada al narcotráfico que ha dejado atrás su imagen de pueblo tranquilo. El punto de inflexión fue el brutal femicidio de Ornella Dottori en 2017, un caso que expuso la penetración de las drogas en sectores vulnerables y marcó el inicio de una serie de hechos delictivos con conexiones políticas y policiales.

En 2018, los hermanos Paradi fueron condenados por liderar una red de distribución de marihuana y cocaína hacia otras provincias, mientras que en 2021 se desmanteló una organización de narcomenudeo cuyo cabecilla operaba cerca de la casa del intendente Luis Campos. Pero el escándalo más reciente estalló en 2024, cuando el empleado municipal Carlos "Kokoz" Rodríguez y el puntero político Elvio Díaz fueron acusados de un doble homicidio en Salta, revelando supuestos vínculos entre funcionarios y redes narco.

La situación se agravó con la circulación de una foto donde aparecen un funcionario y un empleado municipal abrazados a William Roger Doldán, condenado por femicidio, lo que reavivó las sospechas de protección política al crimen organizado. Además, investigaciones judiciales vinculan a algunos de estos actores con otros crímenes no resueltos, como el doble homicidio de Víctor y Gonzalo Brito en La Invernada.

Mientras los vecinos denuncian la impunidad y exigen una investigación profunda, Alberdi se ha convertido en un símbolo de la penetración del narcotráfico en municipios del interior. La demanda es clara: romper el silencio que permite que estas redes sigan operando, muchas veces, bajo la sombra de complicidades institucionales.