Desde Roma, donde asiste al funeral del papa Francisco, el presidente Javier Milei desató una nueva polémica al calificar a "gran parte del periodismo" como "brutos" en un explosivo hilo de X (ex-Twitter). "No tienen la capacidad para entender lo importante —escribió—. Obedecen a un déficit de IQ muy severo". El ataque se produjo mientras el mandatario enfrentaba críticas por haber aterrizado en Italia horas después de cerrado el velorio en la Basílica de San Pedro.

Milei pareció responder así a las comparaciones en redes entre su itinerario y el de otros líderes, como el presidente brasileño Lula da Silva, quien sí estuvo presente durante el velatorio. Fotografías difundidas muestran a Lula junto al féretro, mientras la comitiva argentina llegó cerca de las 19 hs. (hora local), justo cuando se realizaba el rito del sellado del ataúd. El presidente solo participará del funeral de este sábado.

En sus publicaciones, el mandatario insistió en que los medios se enfocan en "cuestiones de 25° orden", en lugar de priorizar —según su visión— temas como la reforma económica o la inflación. Sin embargo, no aclaró a qué coberturas específicas se refería. Tampoco mencionó las críticas por su demora en Roma, que incluyeron memes y preguntas sobre una posible falta de protocolo.

El contraste con otros líderes fue evidente: además de Lula, los presidentes de Chile, Portugal y Polonia asistieron al velorio, mientras que España y Francia enviaron delegaciones de alto nivel. Argentina, en cambio, tendrá su acto protocolar recién durante el funeral, donde Milei compartirá espacio con 200 delegaciones internacionales.

Esta no es la primera vez que Milei arremete contra la prensa. En marzo había acusado a "la corporación mediática" de operar en su contra, y en enero tildó de "periodistas mentirosos" a quienes cuestionaban sus medidas. Analistas consultados señalan que estas declaraciones "distraen la agenda" en un momento clave para su gobierno.

Mientras el mundo despide al primer Papa argentino, la polémica por los dichos de Milei eclipsa parcialmente la cobertura del histórico evento. El mandatario, que viajó sin comitiva oficial financiada por el Estado, deberá ahora navegar entre los protocolos vaticanos y las repercusiones de sus palabras.