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POLITICA

1 de diciembre de 2025

Impuesto al metano bovino: el cruce entre ambientalismo y producción que divide al campo y a la política

La diputada Lucía Klug (UxP) impulsa una tasa ambiental sobre las emisiones ganaderas en la provincia. Desde Carbap, Ignacio Kovarsky rechaza la iniciativa y argumenta que se basa en un análisis erróneo del ciclo del carbono.

Un proyecto para crear la Tasa Ambiental sobre el Metano en Buenos Aires (TAMBA), destinada a gravar las emisiones de la actividad ganadera, desató un fuerte debate entre su impulsora, la diputada de Unión por la Patria (UxP) Lucía Klug, y el sector ruralista, representado por la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).

En un debate en Infobae en Vivo, Klug defendió la iniciativa, argumentando que responde a un problema ambiental con respaldo científico internacional. “El debate es complejo porque no estamos frente a una emisión ‘artificial’, sino ante procesos que, aunque naturales, se ven potenciados por la producción ganadera”, explicó la legisladora, señalando la tensión entre el derecho a la alimentación y los impactos ambientales.

Klug negó que la medida sea "fiscalista" y la presentó como una "herramienta ambiental". “Lo que buscamos es promover mecanismos de responsabilidad extendida del productor… Eso puede tomar la forma de una tasa, sí, pero también de otras acciones que reduzcan emisiones”, sostuvo, citando como ejemplo exitoso la reconversión de un feedlot en una planta de biogás. Su objetivo, afirmó, es fomentar tecnologías para mitigar el impacto, ya que “los efectos del calentamiento global también perjudican la producción de alimentos”.

En contraposición, el presidente de Carbap, Ignacio Kovarsky, cuestionó el foco puesto en la ganadería. Sostuvo que el sector agropecuario en su conjunto aporta alrededor del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y dentro de ese porcentaje, la ganadería bovina representa entre el 10 y el 12%. “Lo llamativo es que, aun siendo el sector que menos aporta en esa comparación, el foco termina puesto sobre los productores ganaderos”, consideró.

Kovarsky argumentó que el metano bovino es parte de un “ciclo biológico cerrado” y natural, con una vida media de 9 a 12 años en la atmósfera antes de descomponerse en dióxido de carbono y agua, que luego son reabsorbidos por las plantas mediante la fotosíntesis. “Conceptualmente, estamos discutiendo lo incorrecto: hay que analizar el balance de carbono y no solo la emisión bruta”, afirmó. Destacó que, a diferencia de las emisiones de la industria o el transporte, las de la ganadería pastoril argentina se reintegran al sistema.

El dirigente también remarcó la particularidad del sistema productivo argentino, basado mayoritariamente en pastizales, y señaló que el animal promedio pasa solo unos 100 días en engorde a corral dentro de un ciclo de dos años.

Ante estos argumentos, Klug respondió: “Es una de las industrias que menos impacto tiene en términos relativos, pero eso no significa que no tenga impacto… en Argentina, hoy no exista ningún tipo de regulación al respecto”. La diputada concluyó que muchos países ya estudian cómo avanzar hacia un balance en estas emisiones, un camino que, a su juicio, Argentina aún no ha iniciado.

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