POLITICA
3 de septiembre de 2025
Argentina necesita un presidente que gobierne, no un guionista bizarro del cine Zeta

Lo que comenzó como un escándalo más en el tablero de la política argentina se ha transformado en una trama digna de una producción de Cine Zeta.
Por Juan Pablo Durán
El gobierno de Javier Milei está atravesando la peor semana de bizarrismo político que se pueda imaginar. Lo que comenzó como un escándalo más en el tablero de la política argentina se ha transformado en una trama digna de una producción de Cine Zeta: una mezcla explosiva entre Misión Imposible, las payasadas de El Superagente 86 y las torpezas del Inspector de la Pantera Rosa.
La protagonista de esta delirante historia es la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien llevó ante la Justicia una denuncia que parece sacada de una película de bajo presupuesto: espías rusos y venezolanos tejiendo una red de espionaje, con un sector del periodismo –liderado por Jorge Rial, quien difundió audios comprometedores– acusado de ser parte de la conspiración. ¿Es esto real o un sketch de Capusoto?
Todo empezó con la filtración de audios que involucran a figuras cercanas al poder, como Karina Milei y los primos Menem. Hasta ahí, un capítulo más en el pasquín político nacional. Sin embargo, la reacción del gobierno ha sido tan desmesurada como inverosímil. La Justicia no solo ordenó allanamientos a las casas de Rial y otros periodistas, sino que logró una medida cautelar para imponer censura previa, bloqueando la difusión de más grabaciones. ¿Qué está pasando? Nadie en el Ejecutivo ha escuchado el contenido completo de esos audios, y aun así, el temor parece haberlos paralizado. ¿Qué temen que revele esa grabación? ¿O es puro pánico electoral disfrazado de heroísmo?
La denuncia habla de “La Compañía”, un supuesto grupo de espías rusos liderado por un tal Lev Andriashvili, con supuestos vínculos venezolanos, pero las pruebas son tan escasas que suenan a pura especulación. La embajada rusa ya desmintió estas acusaciones, calificándolas de “absurdas”, y el relato se sostiene mas en la imaginación que en hechos concretos. ¿Y si existiera la posibilidad de que el gobierno estuviera desviando la atención de un problema interno –quizás una traición dentro de sus propias filas– hacia un enemigo externo fabricado? Si es así, sería un arma de doble filo porque lejos de calmar las aguas agrava la crisis de credibilidad.
Mientras el circo mediático gira sin freno, la economía se desmorona y el riesgo país sube al compás de los precios de la canasta básica. Y como si esto no fuera poco, el Ministerio de Economía decidió intervenir para controlar el valor del dólar, repitiendo las recetas de los últimos meses de agonía kirchnerista que tanto denostó Milei. ¿Dónde quedó la prédica de la libertad de mercado? La contradicción es evidente, y la gente lo siente en el bolsillo. Sí, es claro que la cercanía electoral ha desatado ataques opositores –y algunos sectores políticos y mediáticos sin duda aprovechan el momento–, pero eso no justifica atropellar derechos constitucionales como la libertad de expresión. La censura y los allanamientos a periodistas son un golpe directo a la democracia, y eso debería preocuparnos a todos.¿Qué le pasa a este gobierno y a sus funcionarios?
Hace apenas días, Milei se mostraba con su campera de cuero y su motosierra, prometiendo cortar de raíz la vieja política. Hoy, el Ejecutivo camina por el filo de la cornisa, con una sensación inquietante de que algo nuevo –y tal vez peor– está por ocurrir. La imagen de un presidente outsider se resquebraja frente a un equipo que parece perdido, reaccionando con improvisación y autoritarismo.
Es necesario de que Milei baje varios cambios. Que deje la campera y la motosierra en el armario y se ponga el traje de presidente. No por su imagen personal, sino por el bien de los argentinos. La política no puede ser un reality show ni una película de espías barata. Necesitamos un líder que enfrente la inflación, la pobreza y la incertidumbre con seriedad, no con teorías conspirativas que solo agravan el caos. Si no rectifica, el próximo capítulo de la zaga podría ser el último.
Seguinos
3814574800