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POLITICA

18 de febrero de 2023

¿Qué va hacé o no va hacé obra pública, chango?

El presidente de la fundación IPEC, Pablo Agustín Pero, analizó datos oficiales que sitúan a Tucumán como la segunda provincia argentina que menos importancia le ha dado a la inversión en obra pública.

A partir del estudio de los datos oficiales se concluye que Tucumán es la segunda provincia que menos importancia ha dado a la obra pública en la última década...

Solo 6% del presupuesto se ha destinado a ese fin; peor aún, los fondos así destinados se sub-ejecutan significativamente todos los años. En Tucumán los puentes se caen, los diques se agrietan, y las autopistas se anuncian, pero no se hacen, el hallazgo parece haber encontrado la razón del problema. 

Las últimas semanas los tucumanos estuvimos en vilo, escuchando como grietas en el Dique El Cadillal podrían terminar, supuestamente, inundando buena parte de la provincia. Esta situación invita a actualizar el análisis sobre la obra pública tucumana.

La impresión de los tucumanos es que no hay grandes obras, una vuelta por las provincias vecinas muestra la magnitud de nuestro retraso. Un caso paradigmático es Santiago del Estero, con una simple visita se pueden admirar obras nuevas que cambiaron la provincia: la terminal de ómnibus (2008), el nuevo acceso y puente en la ciudad de Termas del Río Hondo (2021/22), el Estadio Madre de Ciudades (2021), el Autódromo de las Termas (2008), su mejora a primer nivel (2013) y reparación tras incendio (2022), por mencionar solo algunas obras a las que habría que sumar todo lo que se hace y no se ve. En Tucumán la última obra que llama la atención es posiblemente el Hospital del Este, que cumplirá ahora 10 años de vida.

¿Es esta falta de obras una impresión personal y subjetiva, o hay datos que permitan llegar a una afirmación concluyente? Para responder podemos estudiar los presupuestos de todas las provincias argentinas en los últimos años, tomando los datos desde el Ministerio de Economía de la Nación. Los resultados son contundentes: hubo una decisión explícita de priorizar los gastos corrientes antes que obra pública, hoy es imperioso que Tucumán duplique su nivel de inversión para acercarse a las provincias promedio.

Al comparar entre provincias podemos independizar un poco la impronta de la gestión local de la influencia nacional, ya que todas las provincias deben coordinar con la misma administración federal, y a partir de allí toman la decisión de cuánto invertir. Debe recordarse que la mayor parte del presupuesto de las provincias argentinas se financia a partir de la coparticipación federal, un reparto de fondos que es automático y su asignación es de libre disponibilidad. Así, cuesta pensar que la escasez o abundancia de obras dependa, en forma determinante, de la preferencia o no del gobierno nacional por la administración local. En Tucumán, aproximadamente, las transferencias automáticas desde Nación hacen al 60% del presupuesto anual de la provincia, 20% son recursos propios, y el resto son fondos de origen nacional que se reparten a partir de la negociación presupuestaria anual en el Parlamento. 

ALGUNOS HALLAZGOS DEL ESTUDIO SON LOS SIGUIENTES:

Hace dos décadas Tucumán invertía en obra pública más que el promedio de las provincias argentinas. Desde allí ha tenido un declive significativo. Para el período 2010-2015 se podría decir que invertía un poquito menos que el promedio de provincias, de 2016 a 2020 ha invertido menos de la mitad que el promedio, en los últimos dos años mejoró, invirtiendo las dos terceras partes (un 66%) de lo que invierten el promedio de las provincias.

Un dato muy llamativo se da en 2019, allí el promedio de las provincias decidió destinar a inversión el 12,1% de su presupuesto, en Tucumán se invirtió la quinta parte: 2,6% del presupuesto. El dato es alarmante ya que 2019 fue un año electoral. ¿Acaso se eligió sacrificar obra pública por gasto corriente de impacto cortoplacista? 

PROVINCIA POR PROVINCIA

En el primer gráfico hemos estudiado la inversión de Tucumán comparada con el promedio de las provincias a lo largo del tiempo. En la segunda ilustración propongo calcular un valor promedio para cada provincia, que representará el porcentaje del presupuesto destinado a inversión por cada provincia en el período 2016-2022. Esto nos permitirá comparar a todas las provincias entre sí, descubrir cuáles fueron las provincias que priorizaron la inversión, y cuáles no, también se verá cuáles serían los valores altos y bajos de inversión, lo que servirá de guía para iluminar el camino que debería tomar Tucumán.

El gráfico muestra que Tucumán es la segunda provincia que menos importancia le ha dado a la inversión, siendo Santa Cruz la única con peor performance. Específicamente, si enfocamos en el período 2016-2022, nuestra provincia ha destinado solo un 5,7% de su presupuesto a la obra pública.

Si tomamos el total de los fondos destinados a inversión por las provincias en esos años, y lo dividimos en el total de los presupuestos provinciales, descubrimos que la inversión pública representó el 11% del mencionado presupuesto total. Una vez más la conclusión de que Tucumán debería duplicar su nivel de inversión para ponerse a los niveles promedio.

¿Cuáles son las provincias que más priorizan la inversión, y en qué nivel lo hacen? San Luis, en el período bajo estudio, destinó un 37% de su presupuesto a obra pública, y Santiago del Estero un 33%, luego vienen San Juan y Formosa con un 20%, y Misiones y la CABA con 16%. Estos datos explican por ejemplo la explosión de obra pública que tuvo la provincia de Santiago del Estero (que muchos tucumanos pudimos comprobar vivencialmente).

La obra pública, como cualquier bien de capital, se deprecia. Es decir, si no invertimos en mantenimiento la obra se “gasta”, se rompe y desaparece. ¿Cuál cree Ud. que es la tasa de depreciación que debemos ponerle a la obra pública? Invirtiendo menos del 6% del presupuesto ¿podemos mantener las comisarías, los puentes, las calles, las escuelas y los embalses de la provincia? Mi impresión es que no, estoy seguro de que en muchos de los años que pasaron la inversión no alcanzó ni siquiera para compensar por la depreciación de lo que ya tenemos. 

LA SUB-EJECUCIÓN DEL PRESUPUESTO

Los datos presupuestarios nos ofrecen más conclusiones, que se muestran en el tercer gráfico:

En Tucumán el presupuesto que se aprueba todos los años para obra pública es muy diferente del que efectivamente se ejecuta. El tercer gráfico muestra cuánto representa la ejecución de los fondos destinados a obra pública en relación a su presupuesto vigente para ese año. Los datos fueron obtenidos de la contaduría general de la provincia y son a diciembre de cada año, los años en que el dato llega a noviembre es debido a que el Estado no ha publicado los números finales.

En promedio, solo un 40% de lo presupuestado se ejecuta. ¿A qué se debe esta enorme subejecución? Mínimamente, este resultado es un indicador de la poca importancia que se le da a la obra pública en la provincia, a la planificación presupuestaria, y al control y monitoreo de la gestión. ¿Es acaso el presupuesto un mero dibujo que se repite año a año, o tiene relación con la verdadera planificación operativa anual?

PROPUESTAS

En consideración a lo expuesto anteriormente, propongo que Tucumán debe, como mínimo, duplicar su inversión en obra pública.

La duplicación es un mínimo necesario, cada año de baja inversión tiene efecto en el presente; si comenzamos a invertir lo mismo que el promedio de las demás provincias en realidad no vamos a “ponernos al día”, ya que el capital es un stock que se acumula, y nosotros venimos de casi una década de “desacumular” capital. Recuperar el tiempo perdido implicaría emprender un trayecto que nos permita triplicar los niveles actuales de inversión pública, para poder algún día parecernos a las provincias que mayor porcentaje de su presupuesto destinan a inversión. 

¿SE PUEDE HACER?

Sí, absolutamente. En 2022 la provincia destinó un 7,5% del presupuesto a obra pública, subir en un primer paso al nivel promedio de las provincias de 2022 (11,4%) implicaría, con los números del presupuesto vigente, aumentar la obra pública en 31.000 millones. Los números de sub-ejecución presupuestaria presentados más arriba permiten sospechar que hay muchísimo espacio para la mejora de la programación presupuestaria. Para muestra basta un botón: el programa “UNREL – Unidad de Reconversión Laboral”, destinado según el decreto de su creación a “la incorporación de trabajadores que hayan sufrido la pérdida, .., de su fuente laboral con motivo de las paralizaciones de actividades y reestructuraciones de las organizaciones, durante la vigencia de la emergencia epidemiológica”, tiene un presupuesto de 10.000 millones de pesos, y no se conoce ninguna persona efectivamente beneficiada por este programa, ni difusión alguna por parte del Estado de cómo acceder al mismo.

¿UNA MODIFICACIÓN PRESUPUESTARIA IMPLICARÍA PERDER PUESTOS DE TRABAJO?

Posiblemente todo lo contrario. Suponiendo a muy grandes rasgos (según fuentes consultadas) que en la obra pública el costo de la mano de obra es un 40%, la propuesta del párrafo anterior implicaría destinar 12.400 millones a salarios, y la mano de obra generada estimo contribuiría a disminuir el desempleo en la provincia en un 10%.

(Pablo Agustín Pero es licenciado en economía y Presidente de la Fundación IPEC - @pablopero)

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