La Cámara de Diputados vivirá este martes una sesión excepcional: los ministros Guillermo Francos (Jefatura de Gabinete) y Mariano Cúneo Libarona (Justicia) comparecerán para ser interpelados sobre el presunto involucramiento del Gobierno en el escándalo de la criptomoneda $Libra. El ministro de Economía, Luis Caputo, excusó su asistencia, lo que generó críticas en la oposición, que incluso evalúa acciones legales para forzar su presencia.

El mecanismo de interpelación —poco usado desde los años 90— requirió ajustes reglamentarios ante la fragmentación política actual (24 bloques). Tras negociaciones, se acordó un formato estricto: los funcionarios dispondrán de hasta 90 minutos para su defensa inicial, seguidos de rondas de preguntas de todos los bloques, emulando los informes de gestión. La oposición (UP, FIT, CC, entre otros) insistió en evitar que Francos cierre con un discurso político.

La sesión, que podría superar las 10 horas, profundiza la crisis por el caso $Libra, pero también refleja la tensión entre el oficialismo y un Congreso sin mayoría propia. Caputo, quien ya evitó presentar el Presupuesto, es señalado por diputados opositores por "incumplir deberes"; algunos plantean un juicio político.

En paralelo, avanza la polémica por la Comisión Investigadora del caso. Con 28 integrantes y un empate técnico entre oficialismo y oposición, su viabilidad está en duda. Bloques opositores evalúan reducirla a 24 miembros para anular la decisión del presidente de la Cámara, Martín Menem.

El resultado de esta jornada podría sentar un precedente sobre cómo el Congreso aborda escándalos de alto impacto. Más allá de los detalles del caso $Libra, la interpelación pone a prueba la capacidad de diálogo en un escenario político hiperfragmentado y con creciente desgaste institucional.