El médico personal del papa Francisco, Sergio Alfieri, compartió por primera vez los conmovedores detalles de sus últimos momentos de vida. En una entrevista con medios italianos, reveló que cuando llegó a su habitación el lunes por la mañana, el Sumo Pontífice ya estaba en coma irreversible: "Tenía los ojos abiertos, pero no respondía a ningún estímulo, ni siquiera al dolor", confesó.

Alfieri explicó que descartó un traslado de emergencia al Hospital Gemelli —donde Francisco estuvo hospitalizado 38 días en 2023— al entender que sería inútil y contrario a los deseos del Papa. "Su asistente, Massimiliano Strappetti, sabía que quería morir en casa. Corríamos el riesgo de que falleciera durante el viaje", afirmó. Según su diagnóstico, la muerte se produjo por un derrame cerebral fulminante alrededor de las 7:30.

"Pudo ser un émbolo que ocluyó un vaso sanguíneo o una hemorragia. Son eventos comunes en adultos mayores con movilidad reducida", detalló el galeno, quien aseguró que el deceso fue rápido —"en una hora"— y presumiblemente sin sufrimiento. El relato descarta versiones previas sobre una posible agonía prolongada.

La despedida fue íntima y cargada de simbolismo. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, rezó un rosario junto al cuerpo sin vida del pontífice. "Yo le di una última caricia", confesó Alfieri, visiblemente emocionado al recordar el momento.

Estas declaraciones terminan con las especulaciones sobre las circunstancias del fallecimiento y ratifican que se respetó la voluntad de Francisco de no ser sometido a "medidas heroicas". El Vaticano prepara ahora los funerales, que se espera congreguen a líderes mundiales y millones de fieles.