En la madrugada de este miércoles, residentes del Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro, trasladaron más de 50 cuerpos a la plaza São Lucas de la comunidad, en una escena que refleja la magnitud de la operación policial considerada la más letal en la historia del estado.

La abogada Flávia Fróes, presente durante la retirada de los cuerpos, declaró que varios cadáveres presentaban "marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas". Froes calificó la intervención policial como "la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro".

Según el relato de testigos, los cadáveres fueron retirados de la parte trasera de un vehículo con ayuda de personas en situación de calle, incluyendo menores de edad. Un niño de aproximadamente nueve años asistió en la tarea, según informó el periódico Folha de San Pablo. Entre los detalles más impactantes, se reportó que uno de los cuerpos no tenía cabeza -transportada en una bolsa separada- y que las manos del cadáver estaban cerradas, apretando césped.

Los cuerpos, alineados en la plaza, estaban rodeados de habitantes del barrio que intentaban identificar a sus familiares y conocidos. "Policía asesina, ¿dónde está mi hijo?", gritaba una mujer entre la multitud. La madre de una de las víctimas, un joven de 20 años, comentó haber encontrado a su hijo con la muñeca atada en la zona boscosa entre los complejos del Alemão y de la Penha, donde se desarrolló la operación.

El activista Raull Santiago explicó que la exposición de los cuerpos fue solicitada por los familiares, con el fin de mostrar en qué condiciones fueron hallados. "Una escena que entra para la historia de terror de Brasil", expresó. Según Santiago, los cuerpos localizados en la madrugada no figuran en el balance oficial de muertes, que hasta el momento reporta 64 fallecidos y 81 detenidos, incluyendo cuatro policías.

La tensión se extendió por toda la ciudad durante la noche. En la Zona Sur, establecimientos comerciales permanecieron cerrados y las calles mostraron una inusual desolación. "Parece Covid. Muy extraño", comentó una mujer que paseaba con su perro por la Praça Varnhagen en Tijuca.

La autoestrada Grajaú-Jacarepaguá, importante vínculo entre la Zona Norte y la Sudoeste, permaneció cerrada hasta las 3:30 de la madrugada, cuando el Centro de Operações e Resiliência do Rio (Cor-Rio) anunció que todas las vías quedaron liberadas.

Organizaciones de derechos humanos solicitaron a la Comisión Interamericana la presencia de interventores y peritos internacionales en Río, mientras la ONU expresó through comunicado oficial su estado de "horror" por los eventos.