El expresidente Mauricio Macri mantiene un distanciamiento total con el presidente Javier Milei y evalúa reconfigurar la estrategia política del PRO después de los comicios de octubre, según confirmaron a este medio fuentes de su entorno más cercano. Las declaraciones surgen en el marco de la fuerte derrota electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.

"Mauricio no va a hablar porque no se siente parte de este proceso, pero tiene la paz mental de haber advertido lo que iba a pasar", afirmó un importante dirigente del PRO con acceso directo al expresidente. Y agregó: "Después de octubre se va a barajar todo de nuevo, y vamos a trabajar en una opción superadora".

Según estas mismas fuentes, Macri considera que Milei "se portó mal" por el destrato hacia los dirigentes del PRO y porque sus advertencias sobre el rumbo de las políticas económicas –especialmente el impacto de paralizar la obra pública– no fueron tenidas en cuenta por el Gobierno nacional.

El expresidente, quien actualmente se encuentra en el país, siguió de cerca la campaña bonaerense pero evitó cualquier tipo de participación o comentario público, bajo el argumento de que se trataba de una cuestión que correspondía al "PRO bonaerense" y no a la estructura nacional del partido.

El distanciamiento entre Macri y Milei no es nuevo: hace meses que no mantienen contacto directo, según confirmaron voces autorizadas del espacio amarillo. Esta ruptura silenciosa se profundizó tras la derrota del domingo, que según los macristas demostró la incapacidad de LLA para captar al votante tradicional del PRO.

La crítica más contundente llegó desde el propio entorno del expresidente: "Nosotros hemos sido estafados por La Libertad Avanza. Acompañamos en la primera etapa pensando que íbamos a construir algo en conjunto, pero los tipos se pasaron todo por ya sabés dónde... Hubo soberbia, desagradecimiento y humillación", señaló uno de los dirigentes cercanos a Macri.

Con la mira puesta en octubre, desde el macrismo anticipan que la actual alianza con LLA podría tener los días contados. La derrota en Buenos Aires reabrió no solo la discusión sobre la estrategia electoral, sino también sobre la identidad política del PRO y su futuro como fuerza autónoma.