"El gobernador es una persona muy expuesta. No le niega una foto a nadie y camina entre la gente. Eso lo vivimos a diario", afirmó Joaquín Girvau, jefe de la Policía de Tucumán, al explicar el contexto del robo del celular a Osvaldo Jaldo en La Cocha. En conferencia de prensa, el funcionario reveló que "se activaron todos los mecanismos en forma inmediata" para recuperar el dispositivo, lo que permitió aprehender a la sospechosa—una mujer de Los Pizarros—y allanar su domicilio en menos de una hora.

Sobre el estado del teléfono, Girvau fue cauteloso: "El aparato estuvo 50 minutos fuera de control. No puedo adelantar si fue manipulado, eso lo determinará la fiscalía", señaló, en referencia a la investigación liderada por Fabián Assad. Entre lo incautado, destacó "un celular, una computadora y pendrives", aunque aclaró que la detenida "no tiene antecedentes ni vínculos conocidos con dirigentes de Alberdi", pese a reconocer que "tendría llegada a la comuna de Los Pizarros".

Consultado sobre posibles motivaciones políticas—en un clima tenso por la intervención de municipios por narcotráfico—, el jefe policial evitó especular pero no descartó: "No vamos a cerrar ninguna línea. La causa está resuelta en cuanto al autor material, ahora veremos los detalles". Sobre los protocolos de seguridad, admitió que se reforzarán, pero subrayó el estilo de Jaldo: "Vamos a tener mayores cuidados, pero él no va a cambiar su forma de relacionarse con la ciudadanía".

Girvau cerró con un mensaje contundente: "No permitiremos hechos así. Cuidar la investidura del gobernador es prioritario, pero también garantizar la seguridad de todos los tucumanos". Mientras la Justicia avanza, las palabras del jefe policial dejaron en claro un dilema: cómo equilibrar la protección de un mandatario accesible con los riesgos que esa exposición conlleva.