Con el impulso de su reciente triunfo en la Ciudad de Buenos Aires y la fragmentación opositora, el Gobierno avanza en la construcción de alianzas con gobernadores de distintos signos políticos para las elecciones legislativas de octubre. Según fuentes oficiales, al menos siete mandatarios —entre radicales, peronistas disidentes y líderes provinciales— evalúan acuerdos con La Libertad Avanza (LLA) bajo la consigna de "derrotar al kirchnerismo", tal como lo expresó el presidente Javier Milei.

El modelo a replicar es el de Chaco, donde el radical Leandro Zdero logró una victoria el 11 de mayo con dos diputados libertarios en su lista. Casos similares se analizan en Tucumán, donde Osvaldo Jaldo podría incluir al vicejefe de Gabinete Lisandro Catalán; en Corrientes, con Gustavo Valdés; y en San Luis, donde Claudio Poggi ya mantuvo reuniones con Guillermo Francos. Incluso peronistas como Raúl Jalil (Catamarca) y Marcelo Orrego (San Juan) exploran convergencias, pese a las tensiones por los recortes fiscales.

No todos los territorios muestran el mismo panorama. En Mendoza, el diálogo entre Alfredo Cornejo y LLA está paralizado, mientras que en Córdoba y Santa Fe —gobernadas por referentes del "centro"— las chances de pacto parecen remotas. Sin embargo, la estrategia oficial apunta a maximizar oportunidades: en provincias como Entre Ríos y Neuquén, buscan armar frentes comunes para dejar al peronismo sin representación en el Senado.

El éxito de estos acuerdos dependerá de la capacidad de LLA para ceder espacios sin perder identidad. "Depende más de ellos que de nosotros", admiten en Corrientes, donde los libertarios tienen baja penetración. Con el kirchnerismo debilitado pero aún resistente, el Gobierno confía en que la suma de fuerzas locales le permitirá consolidar su proyecto en el Congreso, aunque deberá sortear desconfianzas y ajustar las negociaciones en cada distrito.