La temporada 2026 de la Fórmula 1 estará determinada por una revolución técnica que trasciende el rediseño de los chasis: la implementación de una nueva generación de motores. Estas unidades de potencia, que mantendrán la arquitectura híbrida V6 turbo de 1.6 litros, introducen cambios profundos enfocados en la sostenibilidad, la reducción de costos y un mayor protagonismo de la energía eléctrica.

El cambio más significativo radica en la redistribución de la potencia. La energía eléctrica incrementará su aporte de 120 kW a 350 kW, mientras que el motor de combustión interna reducirá el suyo a aproximadamente 400 kW. En conjunto, el sistema entregará alrededor de 1.000 caballos de fuerza. Para lograr una estructura más simple y económica, se eliminará el MGU-H, el componente dedicado a recuperar energía térmica del turbo.

Este giro tecnológico coincide con un reshuffle en el panorama de los fabricantes o motoristas. Para 2026, estarán confirmados cinco proveedores: Ferrari, Mercedes, Honda, Audi y Red Bull Powertrains (en asociación con Ford). Este nuevo mapa implica despedidas y debutantes.

Audi hará su ingreso como constructor oficial al tomar el control del equipo Sauber. Honda regresará de manera exclusiva como socio de Aston Martin. Cadillac tiene previsto sumarse posteriormente como proveedor propio, iniciando su andadura como equipo cliente.

La gran baja será Renault, que pondrá fin a más de cuatro décadas de desarrollo de motores en la categoría. Su equipo de fábrica, Alpine —donde compite el argentino Franco Colapinto—, pasará a ser cliente de unidades Mercedes.

Con estos movimientos, el reparto de motores para la grilla de 2026 queda configurado de la siguiente manera:

• Mercedes suministrará a cuatro equipos: Mercedes, McLaren, Williams y Alpine.

• Ferrari lo hará a tres: Ferrari, Haas y Cadillac (inicialmente como cliente).

• Red Bull Powertrains-Ford proveerá a dos: Red Bull Racing y Racing Bulls.

• Audi y Honda tendrán un equipo cada uno: Audi (ex Sauber) y Aston Martin, respectivamente.

La combinación de una nueva especificación técnica y un ecosistema renovado de proveedores configura un escenario que promete redefinir el equilibrio de fuerzas y abrir una etapa clave en el futuro de la máxima categoría del automovilismo mundial.