Entre enero de 2024 y enero de 2025, 12.259 empresas cerraron sus puertas en Argentina, reduciendo el parque productivo de 511.630 a 499.371 unidades, según el último informe del Observatorio de Industriales Pymes Argentinos (IPA). Daniel Rosato, presidente de la entidad, vinculó el fenómeno a la recesión, la presión impositiva y la competencia con importaciones: "Las fábricas locales enfrentan subsidios externos y financiamiento barato para productos extranjeros", afirmó.

El reporte detalla que, pese al crecimiento interanual del 5,6% en marzo (que marcó la salida técnica de la recesión), la recuperación es desigual: lideran el sector financiero (+29,3%) y commodities como el agro, mientras industrias intensivas en mano de obra como químicos (-0,3%) y metales (-7%) siguen en rojo. "El rebote no llega a las pymes manufactureras por restricciones de demanda y crédito", señala el documento.

En el frente laboral, los números son alarmantes: 74.811 puestos de trabajo registrados se perdieron en el último año, con caídas en industria (-18.172), construcción (-14.413) y sector público (-31.792). Rosato advirtió sobre un "efecto catástrofe social" si persisten estas tendencias, y exigió al Gobierno "definir un modelo productivo": "Hoy crecen solo sectores sin valor agregado. Sin inversión real, esto es una estabilización frágil".

El informe concluye con una paradoja: aunque la inflación baja y las reservas aumentan, el motor interno —consumo, empleo y producción pyme— sigue estancado. "La base es débil: no hay mejora en el ingreso real ni en el acceso al crédito para quienes generan el 70% del empleo privado", remarcó Rosato, dejando en claro que, para las pymes, la crisis está lejos de terminar.